¡He vuelto, tras el largo verano! No os aburriré con lo que ha sido mi vida y por qué no me he pasado por aquí en estos últimos meses, solo diré que atravesé una crisis lectora y no leía demasiado y por ende no me apetecía escribir. Pero bueno, ya parece que lo voy superando y hoy os traigo una entrada que vale por dos.
Hace unos meses salió la serie titulada El Cuento de la Criada, que puso a mucha gente en alerta sobre lo que prometía ser una serie la mar de prometedora. Lo que sacó también a relucir la novela en la que se inspira, escrita por Margaret Atwood. Reconozco que la primera vez que oí hablar de la serie y del libro me lo vendieron como un discurso feminista súper potente, y compañeras mías metidas en feminismo afirmaron que les había cambiado mucho la forma de pensar. Pues es así que me dispuse primero a leer la novela antes de ver la serie, ya que soy un poco maniática de estas cosas, y además soy de la opinión de que siempre la novela es potencialmente mejor que la versión audiovisual. En esta ocasión me equivoqué. Pero empezaré por el principio, por la novela.